A propósito de… la presentación de Viejo Caserón de San Telmo en Madrid, puedo decir con total seguridad que fue un “momentazo” por cinco (e inolvidables) porqués: porque es mi ciudad, no de adopción, no por elección, simple y llanamente Madrid es mi ciudad. Cada baldosa me pertenece, la única en la que no me pierdo (vale, sí, en los parkings). Con las ciudades ocurre como con las personas, por más amigables que sean si no te gustan, no te gustan… Y Madrid me gusta tanto que era necesario corresponderle con algo muy mío, la presentación de esta novela escrita tracción a sangre, moviendo emociones y en un vertiginoso pulso con los recuerdos.
Porque estuvo mi familia, mi padre, Percy Llanos, mi hermana, Mariana Llanos, mis sobrinos, Alejandro y Daniela, y Lily Iturria, la esposa mi padre (las doscientas llamadas previas de mi marido, Marco Villanueva y de mi cuñado, Emilio León, también cuentan), que son mis incondicionales y, para mi fortuna, inteligentes, inspiradores, críticos, lectores… ¡Si no me hubiesen tocado los habría elegido!
Junto a Percy Llanos y Fernando Marías
Porque me rodeó la gente que tanto quiero, mis amigos de siempre, compañeros de trabajo, profesores y alumnos, vecinos, colegas… todos importantes para mí, fundamentales en esto que soy y que he plasmado en el libro; juntos consiguen que me sienta tan bien acompañada en la vida. Porque Viejo Caserón de San Telmo fue presentada por Fernando Marías, a quien admiro por su talento como escritor, por su inteligentísimo sentido del humor, por su generosidad y por haber sido el motor para que esta esta novela sea una realidad.
Junto a Fernando Marías antes de la presentación
Porque me sentí arropada por los que no estuvieron, una lista que incluye muchos nombres, encabezada por Vanessa Montfort y Doménico Chiappe. Porque Ciento Volando es una librería preciosa en Malasaña, un barrio entrañable, testigo de tantas y tan buenas historias. Porque la energía de mi madre, Anita Giménez, me sopló al oído las mejores frases.
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