A propósito de… las tres presentaciones de mi novela “Viejo Caserón de San Telmo” ocurridas en 2017 (año que ha sido más que generoso conmigo), me gustaría evocar el primer contacto con vosotros, los lectores, durante la celebración de la Feria del Libro de Bogotá. Colombia es un país que conozco muy bien. Lo he recorrido muchas veces: primero trabajando con mis padres, en la empresa Contemporánea Producción Artística, haciendo las veces de road manager de Facundo Cabral, Marcel Marceau y el Teatro Negro de Praga; después a la distancia, desde la terraza de Gran Vía 32 en la redacción de Madrid de la Wradio, tomándole el pulso al país con la adrenalina en ebullición junto al periodista Julio Sánchez Cristo. Tengo grandes amigos en Bogotá y, ahora, aggiornando voluntades (que diría mi padre), mi casa editorial Cangrejo Editores.
La historia entre mi editorial y yo es especial, como todas las buenas historias. Habiendo barrido la comunidad virtual con el manuscrito de mi novela, me encontraba esperando respuestas de publicación que, usualmente, llegan en una franja de tiempo comprendida entre un año y jamás. Al año, precisamente, me llamó Víctor Hugo, uno de los hermanos Cangrejo, con ese hablar pausado y elegante de los colombianos, para decirme que querían publicarme. Él mismo me contó que su hermana, Leyla, había tomado la decisión: “la has emocionado”, me dijo.
Firma del libro en Bogotá.
En la Feria del Libro de Bogotá conocí finalmente a Leyla: nos dimos un abrazo de re-conocimiento, de esos en los que se sabe que la afinidad es un hecho mágico que pueden despertar los libros. Tuvimos muchas oportunidades de conversar, largas charlas sobre nuestras vidas, las que vivimos y las que se interrumpieron. Durante la presentación oficial Leyla dijo, micrófono en mano, que al leer mi novela había sentido el olor de los tilos del Parque Lezama, el chrirrido de la verja de los caserones antiguos, el apacible silencio del campo en invierno, la ausencia que pesa, el amor que no se olvida…
Presentación del libro con Leyla Cangrejo, de Cangrejo Editores.
En esos momentos sólo cabe dar las gracias; eternamente.
Add Comment